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Del Génesis al Evangelio del Rock Latino

Al más puro estilo de “Las 7 Edades del Rock” o cualquiera de los especiales cronológicos de las grandes cadenas como MTV o Much Music, se realizó una producción que relate al historia del Rock hispanoparlante. “Rompan Todo”, transmitido por la plataforma Netflix, buscó explicar en 6 capítulos la historia de un género que ha tenido un sinnúmero de matices, influencias y puntos de partida en una región que a veces pareciera que lo único que tiene en común es el idioma, pero al final es mucho más que eso.

Hubo un eje estrictamente histórico en el que se repasa cómo la música juvenil pasó de una simple imitación a la escena que sucedía en las naciones angloparlantes a incorporar elementos originarios de cada país, sin necesidad de ser tradicionalista. Si la identidad del latinoamericano está en el mestizaje, el rock latino justamente se podría definir como un mestizaje de sonidos, siendo el rock propiamente, como sonido americano, un sonido de por sí mestizo. Es así como la imitación y traslado de éxitos pop en inglés al español como en México sucedía con Enrique Guzmán y sus Teen Tops inició la ruta para después lograr un sonido similar a los monstruos del rock de los 1960s., como Los Shakers de Uruguay.

shakers

Muchas veces ese mestizaje dependió de las tendencias de los tiempos. Hubo momentos de mayor conexión con las raíces como en los años 1970s, donde destacaron Los Jaivas de Chile por ejemplo. También en los años 1990s, en los cuales la fusión es el encantamiento hacia las nuevas generaciones. Desde México Café Tacuba, en Colombia Aterciopelados o en Argentina con Los Fabulosos Cadillacs definen una identidad que definitivamente se consolida.

cafe_tacuba

La evolución comercial del movimiento también es abordado en esta serie documental. Si bien en las décadas de 1960s y 70s, el público joven caía en histeria colectiva en presentaciones como las de Sandro, sería Soda Stereo la banda que introduciría el súper estrellato en la escena latina. El éxito comercial es principalmente enarbolado por Maná, probablemente la banda que más discos y boletos de concierto haya vendido y que cante en Castellano en la historia. Su participación en el documental fue muy del disgusto de “puristas”. La aparición de una señal latinoamericana para la cadena MTV significó una excelente vitrina para una escena que se expandió aceleradamente en la última década del Siglo XXI.

soda 80s

El eje político es un factor transversal y absolutamente fundamental en la historia del rock latinoamericano. La historia de la región se ha caracterizado por episodios turbulentos y una eterna sensación de insatisfacción de la gente hacia el accionar de sus gobernantes. Si el rock nació como una propuesta contracultural, en Latinoamérica pudo en muchos casos canalizar esa insatisfacción generalizada, lo que también muchas veces trajo problemas a los artistas. Prácticamente en todos los capítulos de la serie se abordó del tema político con artistas que se han caracterizado por ese contenido como: León Gieco, Los Prisioneros, Molotov, Bersuit.

los prisioneros

Así fue como rompan todo buscó mencionar la mayoría de personajes que han recorrido un movimiento con varias generaciones de protagonistas y que han derivado en lo que se escucha actualmente que es la música con más adaptación tecnológica y el hoy por hoy todopoderoso reggaetón. Sin duda a través de redes sociales se manifestó insatisfacción por omisión de algunos favoritos de quienes comentaron o exceso de protagonismo de otros, sobretodo los que han tenido relación creativa con Gustavo Santaolalla, quien de hecho forma parte de la producción ejecutiva de la serie. Se acusó tal vez de falta de no dar el suficiente espacio que ha sido generado por mujeres a lo largo de la historia del movimiento y que su espacio más bien llegó al final cuando tomaron la palabra Julieta Venegas o Mon Laferte.

julieta venegas

Podríamos decir que el esfuerzo por abarcar la mayoría de países con sus detalles precisos fue titánico y el producto final es de bastante buena calidad y especialmente entretenido para el melómano y fanático de la historia. Siempre es reconfortante escuchar voces autorizadas como Álex Loras, Charly García, Fito Páez o Andrés Calamaro hablar de lo que sucedía en sus mayores momentos de fama y gloria. Tal vez hubiera sido bueno juntarlo más con la escena española, que ha venido siempre muy de la mano para la audiencia americana. Con sus omisiones, se trató de una producción absolutamente mirable y recomendable.

Entró la nostalgia tenística

Más allá de lo que uno es habitual consumidor de partidos de los circuitos masculino y femenino de tenis, ATP y WTA, antiguamente, la ansiedad por ver estos juegos corría por ver también cual podría ser el destino de los ecuatorianos. Vera muy pequeño a Andrés Gómez, de adolescente a Nicolás Lapentti e incluso alguna vez, Pablo Campana levantó expectativa con una tercera ronda de US Open. Esto lastimosamente ha desaparecido.

Hablando justamente del US Open, me prendí a ver el juego entre Irina Falconí y la veterana pero prestigiosa Venus Williams. Creo que éramos pocos los que ya sabíamos que aunque Falconí juegue para Estados Unidos, es nacida en Portoviejo Ecuador y ya tiene un par de temporadas en el circuito de la WTA. El marcador fue favorable a la favorita Williams por 6-3, 6-7 (7-2) y 6-2.

Del partido podemos hablar que Irina tuvo muchas fallas en sus golpes, a veces en ubicación y en concentración en varios momentos claves, sobretodo en el tercer set donde su rendimiento fue desvaneciendo. Sin embargo, habrá que elogiar que en el segundo set levantó algunos match point, forzando incluso a ese tercer definitivo set. Por momentos, Irina pudo colocar un buen par de raquetazos y aprovechar que la famosa Venus tuvo varios baches en la noche neoyorquina.

La emoción por los momentos buenos de Irina en este juego me dio algo de nostalgia, justamente por esos noventa e inicios de los 2000, cuando había tenistas ecuatorianos en el circuito, ¡qué decir de las Copas Davis! La última alegría que dio la misma se remonta al 2009 cuando Ecuador accedió por última vez a un grupo mundial, del que salió por las mismas en 2010.

Mientras tanto, el presente es desalentador, el año pasado, Emilio Gómez, se quedó en la última ronda de la qualy del US Open, mientras que para este año, un ya veterano Giovanni Lapentti, se quedó en la priemra instancia de la misma qualy. Mientras que volver a soñar con el grupo mundial de la Davis es impensable, apenas si arañamos el grupo I de la zona americana.

Ecuador siempre se esperanzó en los talentos espontáneos, De Gómez, de los Lapentti, de un Pancho Segura que, como Falconí (y guardando los enormes respetos y distancias), hizo su vida en Estados Unidos. Sería bueno aprovechar esos talentos naturales, ¿no? La dirigencia, organización, etc. ha evidenciado su “quedadez” en fomentar un deporte en el que siempre hubo madera en el país. Sí, en círculos sociales medio – altos, ¿y qué?

Tal vez no sea sólo mal del Ecuador, ya en estos años no se ve las armadas argentinas o chilenas que daban que hablar en el tenis mundial y hoy vemos a Latinoamérica siempre despedirse muy temprano de las grandes competencias del circuito profesional. Para sentir emoción, tenemos que embanderarnos con los Federer, los Djokovic, los Nadal. Bueno, tampoco es que este mal, cada uno puede hinchar por quien le dé su gana, pero al menos, a mí como latino, generalmente me gusta hinchar por los míos.

Queda esperar que tal le va en el resto de sus años profesionales a Irina Falconí, así sea “gringa de corazón”. Su sangre manaba al menos, a mi me hará alentarla.