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El Inicio de la “Sodamanía”

El 10 de noviembre de 1986 vio la luz un trascendental álbum para la historia del pop – rock latinoamericano. “Signos” constituyó el pasaporte a la fama internacional de Soda Stereo, el comienzo de un camino de alta influencia en la América hispanoparlante.

Se trata de un disco más denso, oscuro e introspectivo que sus predecesores homónimo y “Nada Personal”. Se justifica en su génesis turbulento, con crisis y angustias provocadas por los excesos y el stress de ya proyectarse como un negocio rentable. De esa ansiedad se plasmaron sonidos de loco frenesí y de aprehensión: una obra maestra.

En los Estudios Moebio y bajó la conducción de Mariano López, “Signos” fue tomando cuerpo en el invierno austral de 1986, donde las ideas y el intenso trabajo estuvieron cerca de fundir las equipos. El disco arranca con el frenético “Sin Sobresaltos”, en el que los vientos y el bajo cinemático de Zeta Bosio conducen velozmente al nuevo rumbo que los Soda estaban buscando, esa trascendencia más allá del pop.

Sigue “El Rito”. Un místico tema que endulza el oído suavemente con el característico arpegio que le dio Cerati, moviéndose en una onda muy “New Wave” de aquel otro lado del charco. Una canción que tranquilamente pudo estar en la discografía de las más prestigiosas bandas del género en los 80. Pasamos a “Prófugos”, una turbulenta historia de pasión, apurada por la música que se siente apremiada en toda su orquestación, separada por momentos sosegados  que dan aquellos sencillos solos con arpegio, para pasar de nuevo a la locura.

En “No Existes” se encuentra dolor, deseos de profunda revancha, de nuevo todos se unen para lograr un sonido trepidante, furioso, melodías desgarradoras que alivian aquella inmensa pena. “Persiana Americana” es uno de los inolvidables clásicos de Soda Stereo. Una divertida historia donde el culto a la imagen, la cultura pop y el voyeurismo se funden para alegrar los corazones latinoamericanos de generaciones. El riff inicial de guitarra de “Persiana Americana” debe ser una melodía tan clásica para el hispanohablante promedio como los créditos iniciales del Chavo del 8 o las fanfarreas de Sábado Gigante. Personalmente en ese tema me quedo con la batería de Charly Alberti, escucharla pone automáticamente a mover el esqueleto.

“En Camino” esconde una dulce melancolía en los teclados que completan una estructura aparentemente sencilla con guitarras más bien acústicas y una demoledora batería. “Signos” devuelve el camino de este disco hacia la senda del misterio explorada en “El Rito”. El tratamiento mágico de la guitarra de Cerati con aquel palm-muting enriquecido con delays, la sobriedad del bajo de Zeta para acompañar y la no menos solemne batería de Charly Alberti hacen de este otro indiscutible clásico de la discografía de los Soda. Dentro de los acertijos que planteó Cerati a lo largo de su carrera con sus letras, las de Signos bien pueden estar entre las más enigmáticas.

El cierre de nuevo es con dulce melancolía. “Final Caja Negra” es el término de un viaje sónico cargado de emociones intensas y tal vez estresantes. Tal vez tenga uno de los mejores solos de teclado de la historia, con el que va despidiendo al disco y con ello, acompaña a los eternos viajeros, no necesariamente de morada, sino de situaciones, sensaciones, grupos sociales o familiares. El dolor de saber que la vida es cambio constante y aferrarse es inútil.

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“Signos” fue la entrada triunfal de Soda Stereo a los hogares latinoamericanos. Con su presentación en el afamado festival de Viña del Mar a inicios de 1987, todo un continente se dio cuenta que podía tener ídolos del rock más cercanos. El look “dark” y “New Wave” hacía un juego perfecto con la maratónica gira que por 1987 hizo mover masas y sería definitiva no solo para los Soda, sino para la industria discográfica latinoamericana. A partir de ese momento, hacer música en el continente sería un negocio millonario.

“Signos” es una placa sumamente sofisticada para su tiempo, incluso hoy no sonaría desfasada en el tiempo, salvo tal vez, su beat tan “New Wave”. Después, todo sería apoteósicos éxitos para la afamada banda argentina, aunque también tensiones y desencuentros de una carrera que duró lo justo y necesario.

Signos – Sony Music – 1986

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  • Sin Sobresaltos
  • El Rito
  • Prófugos
  • No Existes
  • Persiana Americana
  • En Camino
  • Signos
  • Final Caja Negra

Soda Stereo: la marca de Latinoamérica

En el “mundial” de encuestas que organizamos a través de nuestra cuenta de Twitter sobre artistas de pop y rock en Español, el ganador fue Soda Stereo, siendo un resultado esperado y lógico. Siempre que la banda argentina estuvo “en competencia”, ganó con facilidad. ¿Qué motivo este triunfo contundente?

Se podía decir que el principal motivo de su triunfo es su “universalidad”. Soda Stereo fue una banda muy bien conocida en Latinoamérica, quizás la única con capacidad de convocar multitudes que llenen estadios a fechas seguidas en sus conciertos, tal como fue su gira “Me Verás Volver” y si no es así, fue al menos asombrosa su capacidad de convocar más de un millón de personas en América en algo más de 3 meses. Claro, se podría argumentar que era retorno esperado, cuando había pasado 10 años de su separación. Pero son referencias que hablan claramente de las dimensiones de la banda.

Al hablar de la “banda más famosa de Latinoamérica”, siempre hay que recordar como en los años 80 revolucionó el mercado del continente. Con las giras de la banda en diversos sitios de Latinoamérica aseguraron la presencia de su música en cada radio hispano parlante de este lado del charco. Sabían lo que hacían, no hay que olvidar también que al menos Cerati y Zeta Bosio tenían conocimientos de publicidad, carrera que estudiaban cuando se conocieron en la Universidad. Soda cuidó siempre la estética personal y de sus shows al detalle, punto clave para que su música pueda tener la difusión esperada. Los 80 eran la era del video y su imagen jugó mucho a su favor, un poco “importando” la estética de “The Cure” y produciendo desde videoclips sencillos, pero con un escenario místico como en “Cuando Pase el Temblor”, hasta historias algo más sofisticadas como “En La Ciudad de la Furia”.

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Está claro que el público no es tonto y si por propaganda compra un artículo que no resulta bueno, no lo vuelve a hacer. Soda Stereo supo hacerse buena propaganda, pero respaldad también en buena música. Con una historia en constante evolución, los argentinos pasaron del pop pegajoso de canciones sencillas y bailables, hasta un viaje sonoro sumamente producido y complejo que fueron sus álbumes noventeros. Con ello, abarcaron varios gustos musicales que trascendieron en lo generacional, estilos y concepciones. Es increíble la diferencia si se escucha «Vitaminas” y a continuación “Disco Eterno”, que vendrían a ser temas de ambos extremos temporales de su carrera. La discografía de Soda Stereo marcó una constante evolución hacia una mayor calidad musical y tal vez, se separaron en el momento ideal, antes que las ideas se agotaran y el grupo entre en decadencia. Les bastó 15 trepidantes años para generar una leyenda.

Soda Stereo también fue pionero utilizando la tecnología. En su disco “Confort y Música Para Volar” de 1996, incluyó material interactivo para ser corrido a través de una unidad CD ROM, toda una locura para la época, por citar un ejemplo. Así mismo, si hablamos de discos compactos, el primero en editarse en ese formato de algún grupo latinoamericano fue precisamente “Signos” en el año de 1986. Su apertura al Internet no se hizo esperar, como cuando transmitieron un recital brindado en un programa de radio, también en el año 1996.

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Soda Stereo constituyó un factor de unión para Latinoamérica en el que se pasó por alto el tema de la nacionalidad de la banda. A partir de los 90, cualquier banda de pop y rock hispano parlante se sintió en la capacidad de recorrer el continente y presentar su música con facilidad, las fronteras se abrieron con un estilo relativamente nuevo. El “rock” pasó a ser masivo y claro, también se aprovechó el cambió que constituyó el fin de las dictaduras y la globalización, con lo que la gente joven de la época pudo tener más opciones de entretenimiento y una ente más abierta. Lo que experimentó Soda Stereo en su relación con los fans, bien puede equipararse a lo que pasó con «The Beatles» en los años 60.

Más allá de buena música, Soda Stereo marcó un antes y después. Ninguna de las otras bandas con las que “compitieron” en la serie de encuestas que propusimos pudo haber llegado a tener la gran o corta difusión continental que tuvieron, de no ser por lo que a su momento constituyó el fenómeno generado por Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti. Eso sí, gracias a esa apertura generada, quienes nos criamos de los 90 en adelante pudimos escuchar mucha música maravillosa de distintos lados del continente y consolidar ese fenómeno denominado “rock en Español” o “rock Latino”.