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2018 Triste y Doloroso

Los estadígrafos han señalado que esta ha sido la peor temporada del Club Deportivo El Nacional en su historia. Incluso peor que aquella que desembocó en el único descenso registrado del equipo en 1979. En teoría en este año el equipo criollo también descendió, pero disputará la Serie A en 2019 por obra y gracia de las reformas de la Liga Pro, la que configuró el torneo del próximo año con 16 equipos y suprimió por esta vez las pérdidas de categoría. A nivel internacional apenas llegó a segunda fase de Copa Sudamericana superando a San José de Oruro pero cayendo ante Defensa y Justicia de Argentina.

El tremendo fracaso de Nacional se debe a varias razones, las cuales intentaremos analizar. La primera, la más clara y a la que siempre se debe acudir es el grupo de jugadores. Nacional tuvo el triste récord de quedar con la valla más vencida del torneo recibiendo 82 tantos, cifra casi catastrófica para un cuadro con su tradición y para cualquiera que desea mantenerse en primera división. La razón claramente apunta a su defensa que estuvo durante todo el año particularmente desacertada. Luis Segovia era el llamado a hacerse cargo de la misma, pero le falto precisión e incluso velocidad y jamás encontró el compañero adecuado. Pasaron por ahí Javier Quiñónez con muchas actuaciones olvidables, César Batalla quien era el refuerzo obligado a lucir y que de hecho lo normal era que termine los juegos con muy bajas calificaciones. También e intentó con los jóvenes Tana o Peña de quienes se espera desesperadamente que muestre su mejor cara el próximo año.

Continuando con la mirada hacia la portería criolla, Johan Padilla nuevamente fue el titular haciendo lo que buenamente pudo y con varias buenas actuaciones que fueron mermando con el paso del año. Al final las lesiones y rumores de estar involucrado en amaños de partidos lo perjudicaron. José Cárdenas tuvo un par de oportunidades y en algunas todavía se lo vio nervioso. Parte del descalabro defensivo se vio desde el medio sector, donde Roberto Garcés es clave y sus prolongadas ausencias por lesión dejaron inmensos espacios por donde no pararon de atacarle al rojo. En pocas, una suma desastrosa de factores.

A Nacional no le funcionaron sus refuerzos. Jonny Uchuari llegó para reemplazar en la creación a Jonathan Borja y su rendimiento fue bajo, Daniel Angulo en el ataque tuvo un arranque prometedor pero las lesiones lo perjudicaron y sobre el final sus actuaciones fueron bajísimas. Se habló del mal pasar de Batalla, Jonathan y Darley Carabalí por las bandas no tuvieron constancia y Ángel Gracia fue el único acierto 2018, quien con su despliegue por la banda izquierda y buen remate de balón detenido tuvo varios partidos destacados.

Muy pocas veces Nacional contó con sus armas ofensivas completas, pues sobretodo en la segunda etapa el plantel sufrió de una auténtica plaga de lesiones. Jorge Ordóñez, Alejandro Villalva, Adolfo Muñoz, Manuel Balda y Miguel Parrales juntos incluso eran temibles, pero pocas veces coincidieron, lo que mermó el potencial de ataque de los dirigidos por Eduardo Favaro, quien hasta este año estuvo al frente de los militares mientras se le fueron acabando las ideas para armar los retazos de un plantel que se le desmembró a principios de año y que las coyunturas no lo dejaban parchar.

El rojo terminó penúltimo en la tabla acumulada, con un teórico descenso, Sumando apenas 39 puntos, únicamente 9 victorias y finalizando el año con 14 fechas consecutivas sin poder alzarse con el triunfo. Números pavorosos que se reflejaron en las gradas, donde la ausencia fue notoria causada por una hinchada que si bien es resultadista como cualquiera del Ecuador, simplemente no pudo soportar caída tras caída, vergüenza tras vergüenza y además se agravó por la fuerte antipatía que se percibe hacia la directiva encabezada por el General Tito Manjarrez, a quien no solamente se le carga con los malos resultados, sino que ha hecho poco por comulgar con los aficionados situándose permanentemente en un contrapunto con la misma. Tampoco ayuda la guerra las radios quiteños también se ha gestado ese resentimiento con sus posturas muy condescendientes o caústicamente críticas dependiendo de “la vereda”, lo que se reflejan en una de las peores suma de asistencias al estadio de la historia. Al parecer en el 2018 todo se confabuló en contra de los puros criollos.

Manjarrez aún tiene 3 años como Presidente del club con una antipatía generalizada y un ambiente aparentemente roto entre hinchada – grupo de jugadores y directiva. Ante este malestar en teoría sería lo más saludable que de un paso al costado pero ha insistido con no renunciar. El panorama para el 2019 es poco alentador pues la mayoría del equipo titular 2018 ha negociado su incorporación a otros clubes dejando al equipo militar prácticamente desarmado, además el equipo seguiría en crisis económica pese a que la gestión Manjarrez ha tratado de ser austera y con un panorama en el que sus ingresos por concepto de derechos de televisión podrían verse seriamente afectados por el “descenso teórico” no se podría esperar grandes contrataciones. Su única esperanza reside en las particularmente exitosas campañas del equipo de reserva y sub-18, las cuales llagaron al título y subtítulo de sus categorías respectivamente. Seguramente ahí habría buenos elementos que puedan integrar la Primera División. Ya se vio algunos buenos jugadores jóvenes como Ronny Medina o Kevin Peralta.

Nacional padeció en 2018 y todo hace creer que no será un 2019 venturoso. La directiva tendrá que hacer un supremo esfuerzo y tal vez invocar a la suerte para armar un plantel lo suficientemente competitivo que haga reverdecer su credibilidad así como sanar resentimientos que parecen irreconciliables con los seguidores de la divisa criolla.

El Nacional 2016: ¿Una Nueva Esperanza?

El 2016 definitivamente cerró mejor de lo que se esperaba para Nacional. La clasificación a Copa Libertadores estaba distante de los objetivos del año y de las previsiones de especialistas e hinchada, pero los puros criollos finalizaron el año en tercer lugar. Lo mejor que han podido hacer en esta oscura década para su historia.

El año comenzó con varias decisiones que a estas alturas parecieron acertadas. La primera fue ratificar a Eduardo Favaro que había llegado a dirigir a los rojos en las últimas fechas del 2015, tiempo suficiente para conocer el club y planificar el 2016. La siguiente fue una amplia renovación en el plantel de jugadores. Muchos del 2015 salieron y se optó por contratar poco, de preferencia jóvenes y dar espacio a la cantera. La abundancia de rostros desconocidos volvía pesimistas los augurios para el conjunto militar, pero una gran primera etapa tornó la desazón en esperanza (análisis primera etapa).

El primer semestre de Nacional encandiló con una defensa sólida y una disposición siempre ofensiva y de toque que le permitió rematar aquella mitad en el tercer puesto. Al principio de la segunda etapa padeció, lo que era esperable, pues Nacional no contó con un amplio plantel y la baja de Larrea por una hepatitis, más la llamada de Segovia a la selección sub 20, además de aleatorias lesiones y suspensiones hacían que a los criollos les cueste encontrar un nivel óptimo. Derrota como locales con Deportivo Cuenca, empates con Liga y Aucas cuando se tenía 2 goles arriba. El segundo semestre tuvo varios sobresaltos.

Nacional ya no tuvo la gran defensa de los primeros juegos del año y tardó mucho en acoplarse. Javier Quiñónez finalmente le ganó el lugar a Segovia y le costó consolidarse, cometió groseros errores, pero en la últimas fechas ya lució mucha más seguridad, siendo uno de los bastiones de la clasificación. Franklin Guerra no siempre pudo acompañarlo, pues era recurrentemente suspendido y tuvo varios momentos bajos en la etapa. Adrián Bone de menos a más en el arco sin ser brillante. Marco Montaño cumplidor defendiendo y atacando, Aníbal Chalá en una magnífica temporada que le sirvió para ser transferido al exterior. Michael Chalá alternó cuando hubo bajas en los centrales con una actuación no tan regular. A Nacional este año le encajaron 58 goles y no es una cifra para estar orgullosos.

En el medio campo hubo una antes y después de la reincorporación de Pedro Larrea, quien regula dicho sector en el club de las Fuerzas Armadas, con garra y también criterio para distribuir el balón. Otro león en el medio sector fue Cristian Cordero, también acertada contratación en el año, con gran despliegue físico y futbolístico. Ante la ausencia de cualquiera de ellos o para modificar el módulo táctico, estaba Roberto Garcés. Yendo por los costados e intentando diagonales, estuvieron la juventud de Janner Corozo y la experiencia de Cristian Lara para causar zozobra en área rival. El año del “diablito” ha sido más que notable, siendo el alma del equipo cuando muchos lo dábamos por retirado. Las alternativas fueron Manuel Balda, Adolfo Muñoz y David Noboa. Generalmente cambiando para bien el trámite de los partidos.

En delantera Michael Estrada y Felipe Mejía hicieron los goles necesarios para ganar los partidos necesarios. Estrada llegó siendo poco conocido y planteando dudas en su técnica, mas fue ganando en confianza convirtiéndose en un artillero más efectivo. Mejía recién se ganó la titularidad en el segundo semestre y marcó algunos goles de gran factura, cuando Favaro cambió el módulo táctico hacia un 4-4-2 aprovechando sus corpulentos arietes. Nacional hizo 63 goles, buena cantidad, la tercera mejor del torneo, aunque lejos de las descomunales cifras de Barcelona y Emelec.

Nacional tuvo partidos para el olvido como la goleada 5-0 a manos de Delfín, el empate en casa con Fuerza Amarilla, las derrotas en casa con Barcelona y Emelec. Sin embargo, también supo ganar juegos claves contra Independiente y River Ecuador de visitante y sobretodo el 5-0 a Liga Deportiva Universitaria, partido ganado con autoridad, que dio un regocijo particular a la hinchada y que prácticamente lo aseguró al rojo en Copa Libertadores. De todas maneras el rendimiento de Nacional en la segunda etapa fue bastante “bipolar”, pero también alcanzó porque sus competidores como Liga o Deportivo Cuenca se cayeron escandalosamente y a Independiente le costó mucho su renovación.

El 2016 es esperanzador para Nacional con el regreso a los torneos internacionales y habiendo sido una temporada de más alegrías que tristezas. Le queda a la directiva trabajar para que este no haya sido un oasis en medio del desierto y en los próximos años se siga ubicando Nacional por lo menos en los puestos de arriba. La directiva presidida por el General Tito Manjarrez ha sido cautelosa con el manejo económico y al parecer da buen resultado, pues es evidente en nuestro fútbol cuando a un plantel no se le cumple. Todavía mencionan que hay déficit por arreglar, cuentas por pagar, y el premio de la Copa sería de gran ayuda. Por lo pronto, se ha renovado con quienes se ha podido, pero para el 2017 las bajas de Estrada y Mejía aparecen como sensibles y han causado molestia en la parcialidad. La esperanza volvería a ser la cantera, el buen ojo de Favaro, de la directiva y también el apoyo de la gente que curiosamente acudió menos que en las 2 temporadas pasadas que tuvieron notablemente peores resultados. Falta mucho trabajar en el mercadeo, pero el resto puede ser alentador.

Foto principal tomada de:

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