Equipos memorables: República Checa 2004
El mundial de Japón y Corea estaba fresco y con él, pocos recuerdos de equipos brillantes, muchos de estadios semivacíos y escándalos dentro de la cancha. Parecía que se asestaba un golpe mortal al fútbol de selecciones y se llegaba a la Eurocopa del 2004, en la que nuevamente fracasaban selecciones grandes como Italia o Alemania. Era un año de sorpresas en los grandes torneos, como la final Porto – Mónaco en Champions League o la obtención del Once Caldas de la Copa Libertadores.
Hablamos de esas sorpresas: Porto, Once Caldas y a estas se le sumó Grecia. Todos estos cuadros se los asoció con fútbol defensivo, aunque yo atribuiría plenamente esa característica a los griegos. Sin embargo, en esa “Euro 2004” hubo algo que me llamó más la atención que la barra femenina de Letonia. Una selección que jugó un fútbol virtuoso y por el que valió la pena engancharse con la competición y fue la selección de República Checa.
La selección Checa tuvo la virtud de contar con muchos jugadores con perfil de ataque, desde la defensa donde Marek Jankulovski se proyectaba por la izquierda, así como Zdenek Grygera por la derecha. En ese torneo, Tomas Ujfalusi ofició de back centro y también tenía poder goleador. Se completaba la línea de retaguardia con Bolf o Jiranek. El arco lo custodiaba un joven portero que forjaría su leyenda en el Chelsea con el pasar de los años: Petr Cech.
Pero lo más interesante de la selección centroeuropea de aquel entonces, era su mediocampo repleto de talento, donde el único con vocación defensiva era Tomas Galasek, mientras que Karel Poborsky hacía de volante 8, con mucho manejo y traslado de balón, para tener adelante a dos magos que pasaban por su mejor momento: Pavel Nedved, quien era el conductor y alma de la Juventus de aquellos tiempos y Tomas Rosicky, que jugaba para el Borussia Dortmund y por su elegancia y extravagancia se ganó el apodo de “pequeño Mozart”. Cuando estos concertistas se juntaban, el espectáculo estaba garantizado. Si por ahí se requería un poco más de marca, se recurría a Vladimir Smicer, quien estaba lejos de ser un negado con el balón.
En el ataque tenía dos jugadores con características opuestas. El interior habilidoso que era Milan Baros, terminó siendo goleador de la Euro 2004 y era una de las estrellas del Liverpool de esos tiempos. En tanto que el centro delantero grandote, “9 clásico” era Jan Koller. Temible a la hora de arrastrar marcas, el menso dinámico del ensamblaje del ataque checo, pero con su porte ponía la dosis de presencia física en ese combinado que no precisamente se caracterizaba por el músculo. Marek Heinz era un interesante relevo con gol.
República Checa tuvo un glorioso inicio de campaña remontando todos sus juegos de fase de grupos. El primero fue contra la bisoña Letonia (de la que alabamos a su barra en los primeros párrafos). Se fue al descanso con el marcador en contra, para darlo vuelta en los últimos 20 minutos con goles de Baros y Heinz. El siguiente juego sería fantástico, dando vuelta un 2-0 contra Holanda para finalmente ganarlo 3-2. Se puede argumentar que la naranja estaba en recambio, pues tenía a unos ya veteranísimos: Davids, Seedorf, Stam, Cocu, pero su delantera ni más ni menos era compuesta por Van Nistelrooy y Robben (que era muy jovencito y todavía tenía cabello). Los goles checos fueron de Koller, Baros y Smicer. Finalmente, se dieron el lujo de poner un equipo alterno y de todas formas vencer a Alemania por 2-1. Goles de Heinz y Milan Baros que había entrado al cambio.
En cuartos de final se impuso con nitidez con Dinamarca por un marcador de 3-0. Un gol de Koller y dos de Baros hacían ya mencionar a los expertos que la República Checa con un fútbol vistoso y contundente se alzaría como campeona de Europa y se imponía el criterio que para este elegante cuadro, sería una papita frita el juego de semifinales contra la inexpresiva Grecia.
Sin embargo, ese duelo tuvo un sello de fatalidad. Antes de finalizar el primer tiempo, Pavel Nedved salió lesionado y el marcador todavía era 0-0. Grecia había llegado a las instancias finales de la Euro prácticamente por la ventana, pero de cuartos de final en adelante, no recibió un solo gol. Los checos estaban acostumbrados a recibir el golpe temprano, pero no sabían que hacer frente a un cuadro que tenía sus movimientos defensivos perfectamente ensayados y la entrada de Smicer no pudo suplir la ausencia del gran Pavel. Al minuto 105, ya en tiempos suplementarios, el recio zaguero Traianos Dellas marcó el gol de la eliminación del equipo artístico de la Euro, se acabó la historia.
Ese fue el gran defecto de la Republica Checa de mediados de los 2000: cuando tenía una baja, la sufría intensamente. Con mucha expectativa, llegó al mundial de Alemania y en su primer partido goleo con autoridad 3-0 a los Estados Unidos, para después sentir las ausencias de Baros y Koller contra Ghana y sentidamente la del grandote Koller contra Italia, perdieron ambos partidos por carecer de peso en el área. El gol de contragolpe de “Pipo” Inzaghi en los minutos finales del juego con los italianos, marcó el fin de una generación que por un tiempo corto, deleitó a la afición.
Guitarras y gol