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El Nacional y los Años 2010: Una Década Perdida

Los años 2010s fueron por lejos las más tristes para la historia de la institución criolla. La década deja pocas alegrías y un notable desprestigio de un equipo que en algún momento tuvo una historia gloriosa. Es bueno repasar que pasó en estos últimos 10 años con el Club Deportivo El Nacional.

 El cuadro militar arrancó la década tratando de sacudirse de un mal 2009 que fue un preludio los actuales tiempos oscuros. Había contratado a Jorge Luis Pinto, prestigioso técnico colombiano que no tuvo la suficiente fortuna ni conexión con su plantel y duró media temporada tras un rendimiento insatisfactorio de sus dirigidos. Su reemplazo fue el uruguayo Mario Saralegui, quien al menos logró rematar decentemente el 2010 teniendo como figuras a Marwin Pita, Michael Jackson Quiñónez y Edison Preciado. Pinto 4 años más tarde llegaría a cuartos de final del Mundial con Costa Rica.

De la mano de Saralegui en 2011 Nacional cumplió uno de sus años más felices de la década. Con una campaña sólida aunque distante de los equipos que disputaron la final del torneo (Deportivo Quito y Emelec). Pudo aprovechar la coyuntura de una Liga Deportiva Universitaria apaleada por su apretada agenda nacional e internacional y arrebatarle el cupo a Copa Libertadores. Sin duda el jugador estelar de aquel momento fue Juan Luis Anangonó con una importante cuota goleadora.

EL Nacional 2011

El retorno militar a Copa Libertadores fue aparatoso. Victoria mínima 1-0 ante Libertad de Paraguay como local y terrible caída 4-1 en su visita para quedar eliminados en primera etapa. En la temporada pasada había sido negociado al exterior la última gran figura de la cantera: Renato Ibarra, pero pronto se harían manifiestos los errados manejos económicos más el golpe que había sido la discontinuidad de la obligación de aportar parte de su salario al club por parte de los miembros de las Fuerzas Armadas. Saralegui sería apartado de la dirección técnica en media temporada 2012 y su reemplazo fue Sixto Vizuete.

El “Príncipe de Guaytacama” poco pudo hacer con un plantel que estaba más preocupado en su supervivencia que en el juego. Encajó una serie de derrotas que comprometieron a la divisa criolla con un descenso. Vizuete ni siquiera pudo finalizar la temporada y el cuerpo técnico interino comandado por un histórico del club como Orlando Narváez evitó la humillación de la Serie B tras un dramático triunfo como visitante ante Técnico Universitario, su rival directo de aquel trance, llevando mucho público, tal vez un último atisbo de grandeza.

El 2013 arrancaba con el anuncio de un consorcio extranjero interesado en invertir en el equipo. Ellos llevaron al Ecuador al DT español Manuel Tomé y la experiencia no pudo haber sido peor. Con 4 derrotas en fila, este experimento finalizó y el banquillo lo tomó Carlos Sevilla, quien estuvo hasta mediados de 2014 cumpliendo campañas sin brillo aunque tampoco sin el apremio del descenso.

Sorpresivamente a mediados del 2014 Sevilla deja El Nacional para dirigir a Deportivo Quito. Su reemplazo fue el también ecuatoriano Octavio Zambrano, quien hacía curiosamente su primera experiencia en el país. Importante mencionar que en aquel año hubo un momento histórico con la llegada a la presidencia del club por primera vez de un civil como el Doctor Jorge Yunda, actual alcalde de Quito. En el primer año de su gestión llevó a Carlos Tenorio y Pablo Palacios al equipo y junto a Marwin Pita y Daniel Samaniego hicieron un conjunto ofensivo importante. La promoción mediática orquestada por Yunda hizo volver al hincha criollo al estadio, mas los resultados no fueron del todo satisfactorios y aquella temporada terminó en media tabla.

 nacional 2015

 

En el 2015 los refuerzos rimbombantes de Edison Méndez, Eduardo Morante o Anderson Ordóñez no dieron mayor resultado. Fue cesado el DT Zambrano y llegó Rubén Darío Insúa pero el rendimiento no pudo mejorar. A nivel administrativo el tema no caminaba y esto presionó la renuncia de Yunda al cargo en medio de caos y disputas entre sectores civiles y militares. Entre interinazgos en la dirección técnica, Nacional se salvó de descender porque había clubes en un estado calamitoso en la Primera División como Deportivo Quito o Liga de Loja.

 

La bella Larissa Riquelme fue parte de los intentos de mercadeo de la década

La bella Larissa Riquelme fue parte de los intentos de mercadeo de la década

En 2016 ya era Presidente el General Tito Manjarrez quien gestionó la llegada y continuidad del DT uruguayo Eduardo Favaro y con la suma de jóvenes jugadores del Macará como Michael Estrada y Janner Corozo, más la promoción de la cantera y gente de experiencia como Cristian Lara o Pedro Larrea lograron configurar un club competente que si bien nunca estuvo cerca del título, pudo dar la suficiente pelea para clasificar a Copa Libertadores. El 5-0 asestado a Liga de Quito es de los pocos recuerdos gratos de la década para la hinchada criolla.

Pero en el 2017 ocurriría un evento definitivo para el declive del club en cuanto a moral y prestigio. El Nacional había sido sorteado para disputar con Atlético Tucumán la segunda fase de Libertadores y tras un alentador empate 2-2 en Argentina, la historia parecía ser dulce y a los tiempos el Atahualpa se pintaba completamente de rojo. El conjunto argentino tuvo un problema en su desplazamiento de Guayaquil a Quito y llegaron al juego entre sustos y apuros mientras el inicio del cotejo había sido pospuesto. Tucumán se alzó con una victoria 1-0 calificada como heroica por la prensa Austral pero vista como humillante en el lado ecuatoriano. El descorazonamiento del aficionado se canalizó hacia un divorcio amargo con la dirigencia.

 

La noche triste

La noche triste

La campaña local 2017 había arrancado muy mal, pues Nacional se había desprendido de algunos elementos importantes de la temporada pasada, pero en la segunda logró enderezarse y cumplir con su mejor rendimiento de la década alcanzando el segundo lugar del segundo semestre y quedando cerca de disputar la final. Los resultados no fueron lo único rescatable, pues el cuadro criollo practicó un atildado fútbol de toque a ras y agresivo con un extravagante módulo 1-4-1-4-1 alineando así: Johan Padilla; Rinson López, Franklin Guerra, Luis Segovia, Edder Fuertes; Roberto Garcés; Manuel Balda, Jonathan Borja, Adolfo Muñoz, Alejandro Villalva; Bryan De Jesús (Miguel Parrales).

Pero las penurias económicas se hicieron visibles en 2018. Aquel simpático equipo fue prácticamente deshuesado y no hubo una reacción pronta para recomponerlo. Con retazos, Favaro tuvo que afrontar una Copa Sudamericana donde llegó a segunda ronda superando a San José de Oruro pero eliminándose con Defensa y Justicia. En el plano local fue una sola caída y esta vez del descenso a Nacional lo salvó el cambio de formato del torneo, pues su penúltimo lugar lo obligaba a jugar Serie B en 2019 mas la ampliación a 16 equipos lo puso como “invitado” a la nueva Serie A.

Al menos en la década El Nacional tuvo uniformes bonitos

Al menos en la década El Nacional tuvo uniformes bonitos

En el último año de la década, Nacional llegaba atestado de deudas, un presupuesto muy corto por derechos de TV y su “sanción por descenso”. Sus pocas figuras fueron migrando y se apostó en la dirección técnica por el argentino Marcelo Zuleta, quien con un limitadísimo plantel pasó de ser serio candidato a descenso a por lo menos intentar disputar play-offs. En medio del camino la situación del General Manjarrez en la parte administrativa era insostenible, renunció a su cargo y en nuevas elecciones resultó electa la Doctora Lucía Vallecilla, quien logró conseguir algunos refuerzos que hicieron a Nacional al menos competente, aunque muy lejos de quienes disputaron el título. De lo poco positivo pudo volver a vencer como local a Barcelona y Emelec, tarea que en los últimos años ya parecía imposible.

La caída a los abismos del conjunto criollo se refleja en aspectos como el de selección ecuatoriana. Normalmente El Nacional aportaba con algunos integrantes a selección nacional. En la Copa América de 2011 apenas tuvo un titular dentro del equipo que la disputó que fue el defensa Fricson Erazo y al Mundial 2014 fue llamado el portero Adrián Bone como único criollo en la escuadra tricolor. Del 2015 al presente la presencia del club fue prácticamente nula en selecciones. Nacional siempre se jactó de sus divisiones menores, sin embargo en la reciente selección Sub 20 campeona sudamericana y tercera en el mundo no apareció ningún jugador criollo.

Los 2010s han marcado una era con la aparición y fuerte presencia en redes sociales, en las que El Nacional se ha quedado muy atrás en impacto y seguidores de los otros tres grandes del país (Barcelona, Emelec, Liga de Quito) e incluso está por detrás de los ingeniosos más aún jóvenes de Independiente del Valle. Hablando del club de Sangolquí, este la ha apartado definitivamente del sitial de mejor cantera del fútbol ecuatoriano.

Llegado al 2020 incluso se cuestiona a El Nacional en su calidad de “grande del fútbol ecuatoriano”. Apartado de las producciones mediáticas, con el prestigio por los suelos y franco abandono de la hinchada, podría haber algo de cierto. A la dirigencia y socios les queda el gran pendiente de tener respuestas certeras y creativas para devolver al club a la competitividad, pues corre el riesgo de seguir empequeñeciendo severamente su nombre e imagen.

Los 2010s dejaron a El Nacional 0 títulos, 2 participaciones en Copa Libertadores en las que no supero las fases previas a los grupos y 1 en Copa Sudamericana (segunda ronda).

Una alineación de la década sería esta:

Johan Padilla; José Madrid, Fricson Erazo, Franklin Guerra, Ricardo López; Roberto Garcés; Manuel Balda, Marwin Pita, Jonathan Borja, Cristian Lara; Juan Luis Anangonó

DT: Eduardo Favaro

2018 Triste y Doloroso

Los estadígrafos han señalado que esta ha sido la peor temporada del Club Deportivo El Nacional en su historia. Incluso peor que aquella que desembocó en el único descenso registrado del equipo en 1979. En teoría en este año el equipo criollo también descendió, pero disputará la Serie A en 2019 por obra y gracia de las reformas de la Liga Pro, la que configuró el torneo del próximo año con 16 equipos y suprimió por esta vez las pérdidas de categoría. A nivel internacional apenas llegó a segunda fase de Copa Sudamericana superando a San José de Oruro pero cayendo ante Defensa y Justicia de Argentina.

El tremendo fracaso de Nacional se debe a varias razones, las cuales intentaremos analizar. La primera, la más clara y a la que siempre se debe acudir es el grupo de jugadores. Nacional tuvo el triste récord de quedar con la valla más vencida del torneo recibiendo 82 tantos, cifra casi catastrófica para un cuadro con su tradición y para cualquiera que desea mantenerse en primera división. La razón claramente apunta a su defensa que estuvo durante todo el año particularmente desacertada. Luis Segovia era el llamado a hacerse cargo de la misma, pero le falto precisión e incluso velocidad y jamás encontró el compañero adecuado. Pasaron por ahí Javier Quiñónez con muchas actuaciones olvidables, César Batalla quien era el refuerzo obligado a lucir y que de hecho lo normal era que termine los juegos con muy bajas calificaciones. También e intentó con los jóvenes Tana o Peña de quienes se espera desesperadamente que muestre su mejor cara el próximo año.

Continuando con la mirada hacia la portería criolla, Johan Padilla nuevamente fue el titular haciendo lo que buenamente pudo y con varias buenas actuaciones que fueron mermando con el paso del año. Al final las lesiones y rumores de estar involucrado en amaños de partidos lo perjudicaron. José Cárdenas tuvo un par de oportunidades y en algunas todavía se lo vio nervioso. Parte del descalabro defensivo se vio desde el medio sector, donde Roberto Garcés es clave y sus prolongadas ausencias por lesión dejaron inmensos espacios por donde no pararon de atacarle al rojo. En pocas, una suma desastrosa de factores.

A Nacional no le funcionaron sus refuerzos. Jonny Uchuari llegó para reemplazar en la creación a Jonathan Borja y su rendimiento fue bajo, Daniel Angulo en el ataque tuvo un arranque prometedor pero las lesiones lo perjudicaron y sobre el final sus actuaciones fueron bajísimas. Se habló del mal pasar de Batalla, Jonathan y Darley Carabalí por las bandas no tuvieron constancia y Ángel Gracia fue el único acierto 2018, quien con su despliegue por la banda izquierda y buen remate de balón detenido tuvo varios partidos destacados.

Muy pocas veces Nacional contó con sus armas ofensivas completas, pues sobretodo en la segunda etapa el plantel sufrió de una auténtica plaga de lesiones. Jorge Ordóñez, Alejandro Villalva, Adolfo Muñoz, Manuel Balda y Miguel Parrales juntos incluso eran temibles, pero pocas veces coincidieron, lo que mermó el potencial de ataque de los dirigidos por Eduardo Favaro, quien hasta este año estuvo al frente de los militares mientras se le fueron acabando las ideas para armar los retazos de un plantel que se le desmembró a principios de año y que las coyunturas no lo dejaban parchar.

El rojo terminó penúltimo en la tabla acumulada, con un teórico descenso, Sumando apenas 39 puntos, únicamente 9 victorias y finalizando el año con 14 fechas consecutivas sin poder alzarse con el triunfo. Números pavorosos que se reflejaron en las gradas, donde la ausencia fue notoria causada por una hinchada que si bien es resultadista como cualquiera del Ecuador, simplemente no pudo soportar caída tras caída, vergüenza tras vergüenza y además se agravó por la fuerte antipatía que se percibe hacia la directiva encabezada por el General Tito Manjarrez, a quien no solamente se le carga con los malos resultados, sino que ha hecho poco por comulgar con los aficionados situándose permanentemente en un contrapunto con la misma. Tampoco ayuda la guerra las radios quiteños también se ha gestado ese resentimiento con sus posturas muy condescendientes o caústicamente críticas dependiendo de “la vereda”, lo que se reflejan en una de las peores suma de asistencias al estadio de la historia. Al parecer en el 2018 todo se confabuló en contra de los puros criollos.

Manjarrez aún tiene 3 años como Presidente del club con una antipatía generalizada y un ambiente aparentemente roto entre hinchada – grupo de jugadores y directiva. Ante este malestar en teoría sería lo más saludable que de un paso al costado pero ha insistido con no renunciar. El panorama para el 2019 es poco alentador pues la mayoría del equipo titular 2018 ha negociado su incorporación a otros clubes dejando al equipo militar prácticamente desarmado, además el equipo seguiría en crisis económica pese a que la gestión Manjarrez ha tratado de ser austera y con un panorama en el que sus ingresos por concepto de derechos de televisión podrían verse seriamente afectados por el “descenso teórico” no se podría esperar grandes contrataciones. Su única esperanza reside en las particularmente exitosas campañas del equipo de reserva y sub-18, las cuales llagaron al título y subtítulo de sus categorías respectivamente. Seguramente ahí habría buenos elementos que puedan integrar la Primera División. Ya se vio algunos buenos jugadores jóvenes como Ronny Medina o Kevin Peralta.

Nacional padeció en 2018 y todo hace creer que no será un 2019 venturoso. La directiva tendrá que hacer un supremo esfuerzo y tal vez invocar a la suerte para armar un plantel lo suficientemente competitivo que haga reverdecer su credibilidad así como sanar resentimientos que parecen irreconciliables con los seguidores de la divisa criolla.

Una Sinfonía Agridulce

Terminó el 2017 para el Club Deportivo El Nacional con un balance finalmente positivo en su juego. Sin embargo, ese pico de rendimiento alcanzado en las últimas fechas dejó cierta sensación de insatisfacción ya que el acceso a Copa Sudamericana pareciera saber a poco debido al juego desarrollado.

Habrá que recordar como fue el inicio de los rojos de la presente temporada. Tras la dolorosa eliminación en su breve retorno a Copa Libertadores, el equipo atravesó por un bache futbolístico explicable porque ya no contaba con varias figuras del año anterior, así como por un rendimiento inferior al esperado de quienes quedaron. Ante esto, los resultados eran poco halagadores y el equipo criollo llegaba a junio con tan solo un triunfo y comprometido seriamente con el descenso. Sin embargo, hacia el fin de la primera etapa pareció enmendarse.

Nacional supo encontrar un once ideal y un par de relevos que tal vez no eran los suficientes ya que el plantel en sí es corto. De todas maneras, su hinchada y la prensa especializada ya podía recitar prácticamente de memoria una alineación: Johan Padilla; Rinson López, Frankin Guerra, Luis Segovia, Edder Fuertes; Roberto Garcés, Jonathan Borja; Manuel Balda, Adolfo Muñoz, Alejandro Villava; Bryan De Jesús (Miguel Parrales). El Director Técnico, Eduardo Favaro, había empezado a acumular críticas, pero supo dar un golpe de timón para esbozar un equipo que dio seria pelea.

En el arco fue consolidándose Johan Padilla como un arquero en quien confiar con magníficos reflejos y excelente ubicación, tal vez aún costándole la salida en el juego aéreo como suele pasar con los porteros ecuatorianos. Además de atajar pelotas claves en momentos decisivos de varios partidos, se trata de una figura carismática que se ganó el cariño de la hinchada. Es sin duda importante que su renovación haya sido tratada a tiempo.

El gran problema de Nacional en este 2017 fue su defensa. En el año encajó 62 goles, lo que está bastante distante de lo conseguido por los clubes que ocuparon los primeros lugares del torneo. Franklin Guerra y Luis Segovia normalmente ocuparon los puestos del centro de la zaga y tuvieron problemas físicos como de suspensiones por a veces no saber controlar su temperamento, por lo que Javier Quiñónez fue el primer reemplazante. Hacia el final del año llegaron a la solidez necesaria para conseguir los puntos que permitieron soñar con una disputa del título. Rinson López por derecha y Edder Fuertes por izquierda fueron los carrileros que cumplieron una labor importante marcando y elaborando fútbol ofensivo.

Sin embargo, los elogios para la tropa de Favaro van de mediocampo hacia arriba. Con un osado planteamiento que llevaba un solo volante central, la responsabilidad cayó en Roberto Garcés para ese puesto. El “gato” reguló los hilos y tiempos del conjunto militar con el aplomo de un veterano. La creación de fútbol ofensivo estuvo a cargo de Manuel Balda, Jonathan Borja y Alejandro Villalva, quienes lograron desarrollar un juego coordinado, armónico y vistoso que condujo a Nacional no solo a ser un rival temible, sino que a la vez era elogiado por propios y extraños. El toque de primera, la precisión en velocidad que mostraron en los últimos meses del año fue de lo más destacado del mismo. Para el relevo estuvo la experiencia de Pedro Larrea, Daniel Samaniego y Cristian Cordero.

El Nacional fue el cuadro más goleador de la temporada regular con 73 goles a favor. Distinción que hace rato largo ya no la tenía y fue lograda gracias a toda la generación de fútbol ofensivo de la cual fue nexo Adolfo Muñoz, quien compartió tareas con el medio sector con talento y energía, apoyando al atacante en punta que fue Bryan De Jesús en algún momento y Miguel Parrales mientras estuvo en plenas condiciones físicas. Tanto De Jesús como Parrales fueron de menos a más, aprendiendo de su posición y convirtiéndose en eficaces goleadores.

Nacional terminó este 2017 con 64 puntos, de los cuales 41 fueron conseguidos en la segunda etapa, lo que habla claramente de las diferencias que hubo entre el primero y segundo semestre del rojo. 14 derrotas en el año suenan a mucho para un equipo que en algún momento aspiró a pelear el título, pero habrá que recordar que tan sólo 5 fueron en la segunda etapa. Los goleadores criollos fueron: Bryan De Jesús con 15 goles, Adolfo Muñoz con 11 y Miguel Parrales con 10 tantos. 12 de los 17 triunfos criollos del año alimentaron el sueño de poder llegar a la final, pero tal vez la caída como local ante Deportivo Cuenca y el empate ante Barcelona también en el Atahualpa fueron los puntos perdidos que al final pesaron para que dicho anhelo se desvanezca.

Se viene el 2018 para los puros criollos con una directiva reelecta en un proceso que fue por lo menos convulsionado y que aún mantiene a la gente interesada en el club con tensión dentro de un año en el que la disputa política colaboró poco con el equipo. Se ha llegado a un acuerdo para la permanencia de Eduardo Favaro en la dirección técnica el cual se supone incluye la capacidad de conservar a la mayor parte del plantel 2017 y en eso parecen estar encaminados. Siendo así, la perspectiva sería optimista para el próximo año en aras de al menos estar en la parte superior de la tabla de posiciones y con la mirada puesta en hacer un mejor papel en el torneo internacional a disputar, en este caso la Copa Sudamericana donde el primer rival será el San José de Oruro.

Foto principal: API

Luz Tras un Inicio Tormentoso

Un año que había empezado con una ilusión fue seguido por un trago amargo. El Nacional había clasificado a Copa Libertadores y en accidentado y algo afortunado juego terminó igualando 2-2 con Atlético Tucumán de Argentina, en un país donde los criollos jamás habían sacado un punto, con destacada actuación de su nuevo portero Johan Padilla y goles de un veterano hombre de la casa: Félix Borja y de sangre nueva: Bryan De Jesús. Dicha ilusión creció y el hincha rojo volvió, acudió masivamente para presenciar uno de los peores bochornos de su carrera cuando quedó eliminado frente a un club que llegó tarde al compromiso y con indumentaria ajena. Marcó el inicio de un calvario.

El primer semestre 2017 del Club Deportivo El Nacional fue una montaña rusa de emociones. Padilla se lesionó y sus reemplazos en el arco: José Cárdenas y Cuero no mostraron la madurez suficiente para defender el arco. Un bajón notable en puntales de la campaña pasada en el mediocampo como Pedro Larrea y Cristian Cordero más la sensible baja de Lara hacían que Nacional luzca falto de ideas e inofensivo de cara a la portería rival. Nacional hacía menos daño que un agua aromática, en tanto que los sustos en área propia eran muchos.

La escuadra militar había optado por ser local en el Gonzalo Pozo de propiedad de Aucas, aduciendo que en el Sur de Quito se concentra el grueso de su hinchada. Error por varios lados, pues no solo sus seguidores se ausentaron, producto del dolor de lo acontecido en Copa, herida que costó sanar, sumado al mal fútbol y malos resultados iban ahuyentando gente. Sabemos que “La Caldera” no precisamente tiene la mejor cancha y la prédica del equipo de Lolo Favaro ha sido el toque de primera y al ras. Pésima jugada que les costó muchos puntos, pues Nacional nunca pudo ganar ahí y se tuvo que devolver prontamente al Atahualpa.

Al bloque defensivo rojo realmente le ha costado mucho acoplarse. La temporada de Marco Montaño, quien en 2016 fue un baluarte, viene siendo muy mala, permanentemente descuidando su banda, además que su poderoso saque de costado ya no sorprende a nadie. Otra sensible baja es Aníbal Chalá, pues en izquierda se ha demorado mucho consiguiendo estabilidad que algo se ha logrado con Edder Fuertes. En el centro tampoco es el mejor año de Franklin Guerra, Javier Quiñónez causa varios sobresaltos y con Luis Segovia hay que esperar que no “se le vuele la teja” para que brinde un rendimiento óptimo del que también es muy capaz.

Sin embargo, es bueno mencionar que Favaro le ha ido encontrando la vuelta a la situación. En el mediocampo ha juntado jóvenes futbolistas cuyas virtudes son la velocidad y precisión, a la vez de tener varios relevos por si las circunstancias del partido y la fecha lo requieren. Ahí están: Jorge Ordóñez, Jonathan Borja, Alejandro Villalva, Adolfo Muñoz  y Manuel Balda para tejer cerca del área rival y brindar por momentos buen fútbol. En el caso de Borja, parece la mejor contratación junto al portero Padilla quien una vez recuperado ha brindado mucha tranquilidad bajo los tres palos. Más atrás, Roberto Garcés sostiene al medio sector.

Nacional contrató delanteros de experiencia para el 2017 y los resultados no han sido los mejores con Félix Borja y Carlos Quintero. El cuerpo técnico ha preferido jugársela por Bryan De Jesús, quien tiene gran ubicación, pero le suelen traicionar los nervios a la hora de definir. Con todo, ya ha ido anotando seguido, su alternativa es Miguel Parrales.

Nacional fue la segunda defensa más batida de la primera etapa teniendo muchos problemas en los costados y pocas garantías por el centro, finalmente, en los últimos cotejos se logró estabilidad con Rinson López, Franklin Guerra, Luis Segovia y Eder Fuertes. Hubo momentos de muy mal fútbol que lo tuvieron al equipo en buen tramo del año coqueteando con el descenso y como candidato firme al mismo por parte de la crítica. Los juegos en Quito contra Barcelona y Emelec fueron sencillamente tristes, pero al parecer, han encontrado la luz.

Hacia el final de la primera etapa e inicios de la segunda Nacional pareció retomar el buen fútbol que le permitió llegar a la copa. Se podría decir que la hinchada puede estar aliviada y el plantel goza de buena salud. Es importante vísperas de las elecciones de las dignidades del club, pues dicha tensión política por momentos no ha resultado sana, aunque valdría reconocer que varias decisiones en esta temporada del General Manjarrez no fueron las más acertadas. Hablando solo de fútbol, un pronóstico optimista podría ubicar a Nacional en algún puesto de zona Sudamericana, pero habrá que buscarla partido a partido, sumando para lo fundamental que dado al mal inicio es salvar la categoría y recordando que el plantel no es muy amplio.

Foto principal tomada de Bendito Fútbol

El Nacional 2016: ¿Una Nueva Esperanza?

El 2016 definitivamente cerró mejor de lo que se esperaba para Nacional. La clasificación a Copa Libertadores estaba distante de los objetivos del año y de las previsiones de especialistas e hinchada, pero los puros criollos finalizaron el año en tercer lugar. Lo mejor que han podido hacer en esta oscura década para su historia.

El año comenzó con varias decisiones que a estas alturas parecieron acertadas. La primera fue ratificar a Eduardo Favaro que había llegado a dirigir a los rojos en las últimas fechas del 2015, tiempo suficiente para conocer el club y planificar el 2016. La siguiente fue una amplia renovación en el plantel de jugadores. Muchos del 2015 salieron y se optó por contratar poco, de preferencia jóvenes y dar espacio a la cantera. La abundancia de rostros desconocidos volvía pesimistas los augurios para el conjunto militar, pero una gran primera etapa tornó la desazón en esperanza (análisis primera etapa).

El primer semestre de Nacional encandiló con una defensa sólida y una disposición siempre ofensiva y de toque que le permitió rematar aquella mitad en el tercer puesto. Al principio de la segunda etapa padeció, lo que era esperable, pues Nacional no contó con un amplio plantel y la baja de Larrea por una hepatitis, más la llamada de Segovia a la selección sub 20, además de aleatorias lesiones y suspensiones hacían que a los criollos les cueste encontrar un nivel óptimo. Derrota como locales con Deportivo Cuenca, empates con Liga y Aucas cuando se tenía 2 goles arriba. El segundo semestre tuvo varios sobresaltos.

Nacional ya no tuvo la gran defensa de los primeros juegos del año y tardó mucho en acoplarse. Javier Quiñónez finalmente le ganó el lugar a Segovia y le costó consolidarse, cometió groseros errores, pero en la últimas fechas ya lució mucha más seguridad, siendo uno de los bastiones de la clasificación. Franklin Guerra no siempre pudo acompañarlo, pues era recurrentemente suspendido y tuvo varios momentos bajos en la etapa. Adrián Bone de menos a más en el arco sin ser brillante. Marco Montaño cumplidor defendiendo y atacando, Aníbal Chalá en una magnífica temporada que le sirvió para ser transferido al exterior. Michael Chalá alternó cuando hubo bajas en los centrales con una actuación no tan regular. A Nacional este año le encajaron 58 goles y no es una cifra para estar orgullosos.

En el medio campo hubo una antes y después de la reincorporación de Pedro Larrea, quien regula dicho sector en el club de las Fuerzas Armadas, con garra y también criterio para distribuir el balón. Otro león en el medio sector fue Cristian Cordero, también acertada contratación en el año, con gran despliegue físico y futbolístico. Ante la ausencia de cualquiera de ellos o para modificar el módulo táctico, estaba Roberto Garcés. Yendo por los costados e intentando diagonales, estuvieron la juventud de Janner Corozo y la experiencia de Cristian Lara para causar zozobra en área rival. El año del “diablito” ha sido más que notable, siendo el alma del equipo cuando muchos lo dábamos por retirado. Las alternativas fueron Manuel Balda, Adolfo Muñoz y David Noboa. Generalmente cambiando para bien el trámite de los partidos.

En delantera Michael Estrada y Felipe Mejía hicieron los goles necesarios para ganar los partidos necesarios. Estrada llegó siendo poco conocido y planteando dudas en su técnica, mas fue ganando en confianza convirtiéndose en un artillero más efectivo. Mejía recién se ganó la titularidad en el segundo semestre y marcó algunos goles de gran factura, cuando Favaro cambió el módulo táctico hacia un 4-4-2 aprovechando sus corpulentos arietes. Nacional hizo 63 goles, buena cantidad, la tercera mejor del torneo, aunque lejos de las descomunales cifras de Barcelona y Emelec.

Nacional tuvo partidos para el olvido como la goleada 5-0 a manos de Delfín, el empate en casa con Fuerza Amarilla, las derrotas en casa con Barcelona y Emelec. Sin embargo, también supo ganar juegos claves contra Independiente y River Ecuador de visitante y sobretodo el 5-0 a Liga Deportiva Universitaria, partido ganado con autoridad, que dio un regocijo particular a la hinchada y que prácticamente lo aseguró al rojo en Copa Libertadores. De todas maneras el rendimiento de Nacional en la segunda etapa fue bastante “bipolar”, pero también alcanzó porque sus competidores como Liga o Deportivo Cuenca se cayeron escandalosamente y a Independiente le costó mucho su renovación.

El 2016 es esperanzador para Nacional con el regreso a los torneos internacionales y habiendo sido una temporada de más alegrías que tristezas. Le queda a la directiva trabajar para que este no haya sido un oasis en medio del desierto y en los próximos años se siga ubicando Nacional por lo menos en los puestos de arriba. La directiva presidida por el General Tito Manjarrez ha sido cautelosa con el manejo económico y al parecer da buen resultado, pues es evidente en nuestro fútbol cuando a un plantel no se le cumple. Todavía mencionan que hay déficit por arreglar, cuentas por pagar, y el premio de la Copa sería de gran ayuda. Por lo pronto, se ha renovado con quienes se ha podido, pero para el 2017 las bajas de Estrada y Mejía aparecen como sensibles y han causado molestia en la parcialidad. La esperanza volvería a ser la cantera, el buen ojo de Favaro, de la directiva y también el apoyo de la gente que curiosamente acudió menos que en las 2 temporadas pasadas que tuvieron notablemente peores resultados. Falta mucho trabajar en el mercadeo, pero el resto puede ser alentador.

Foto principal tomada de:

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Más De Lo Que Se Esperaba

El inicio de temporada para la hinchada de Nacional era poco alentador. Si bien renovaba mucho, lo hacía con nombres muy poco conocidos y se jugaba por completar la nómina con bisoños canteranos. Entre la crítica especializada y el aficionado lo colocaban al equipo como candidato al descenso, pero en el corte de medio año vemos a los puros criollos en el podio. Sorprendente, elogiable.

El año arrancaba con una prueba de fuego, recibiendo a Barcelona y en los papeles, sin ser favorito. Lo que se ratificaba cuando los amarillos se pusieron tempranamente en ventaja, pero Nacional lo dio vuelta, no solo con amor propio sino con buen juego, que se haría presente en la mayoría de partidos de la primera etapa.

Los rojos en sus primeros partidos poseyeron una defensa infranqueable con la destacada actuación del joven zaguero Luis Segovia, que en muchos juegos actuó como un veterano defensa de mil batallas. Su complemento ideal fue Franklin Guerra, quien pasó de la línea de volantes a la de defensores, aportando técnica y temperamento. Lastimosamente cuando no se alineó a los 2, Nacional tuvo problemas para defender, sobretodo, en los últimos partidos del semestre. Una buena tarea también de los marcapuntas Marco Montaño y Aníbal Chalá. Este último está cumpliendo una gran temporada. Ambos aportan tanto a defensa como ataque. No es brillante la temporada de Adrián Bone, pero es mejor que la del año pasado.

En el mediocampo la titánica tarea de Pedro Larrea, quien quizás aparecía como el único refuerzo de jerarquía y ha cumplido tanto o más de lo que se esperaba. Su baja en los últimos partidos, fruto de una hepatitis, fue severamente sentida. Su compañero en la primera línea de volantes ha sido Roberto Garcés, joven revelación que se ha sabido ganar un puesto. Cristian Cordero ha tenido una maravillosa labor tanto cortando juego rival como generando peligro en área rival. Polivalente, la carta comodín de Favaro.

Hablando de hombres de ataque, hay que hablar necesariamente de Cristian Lara, quien se ha tomado la “pócima de la eterna juventud”, su despliegue y vehemencia lo hacen lucir como un veinteañero. Buenas alternativas para el ataque han sido Adolfo Muñoz y Janner Corozo, futbolistas que normalmente entran al cambio y han sacado de apuros a los criollos cuando el partido no pintaba favorable. El lado elegante aunque no siempre con rendimiento de alto nivel (sobretodo en lo físico) lo han puesto Daniel Samaniego y Manuel Balda.

Nacional eso sí, ha adolecido de poco poder de definición. Marlon De Jesús había retornado a filas criollas para ser la carta de gol, sin embargo no tuvo un buen semestre y aún así se fue a Europa. Su hermano Bryan todavía luce inexperto y a Felipe Mejía se le ha dado pocas oportunidades. El goleador ha sido Michael Estrada, quien recuerda a los buenos tiempos de Evelio: capaz de los goles más espectaculares y de errar las opciones más increíbles.

El equipo de Eduardo Favaro ha tenido picos de rendimiento como los juegos con Católica y Emelec de local y visitante. Así como juegos olvidables como con Mushuc Runa de local, River y Delfín de visita. Se dice que si Nacional no perdía “infamemente” dichos puntos, hubiera estado disputando el primer lugar de la etapa con Barcelona en Guayaquil, pero no fue así. De todas formas, a los tiempos Nacional fue más alegrías que decepciones.

El juego de los criollos es vistoso por la gente de buen pie como Lara, Balda, los desbordes de Chalá, porque tiene un medio campo que lucha y toca, labores para las que están Larrea y Cordero. Porque tiene una zaga que marca y quita con elegancia más que con rudeza: Segovia y Guerra, porque Favaro siempre ha buscado el arco contrario aunque en algunos partidos finalmente su equipo fue superado.

Para el nacionalista queda el alivio que en este año no sufrirá por el peligro de descender. No hay que olvidar que el club todavía tiene varios apuros económicos, pero fue alentadora la noticia en la que conciliaron posiciones la actual directiva con la anterior. Si ambas pueden trabajar en conjunto con el conocimiento en fútbol de los unos y en negocios de los otros, se puede salir adelante. La hinchada, emocionada por este buen inicio aspiraría a que el rojo dispute un cupo a Libertadores, pero lastimosamente el plantel no es muy amplio y se vio que cuando tiene más de 2 bajas padece y cualquier club es proclive a encontrarse en esa situación en un torneo largo.

Siendo razonablemente optimistas, Nacional aspiraría a clasificar a Copa Sudamericana, con golpes de inspiración y gracia divina, podría llegar a primera fase de Libertadores, creer que pueda disputar el título es humo, pero en el mundo del fútbol cada tanto hay lugar para los milagros.

Liga se Une a “la Moda Uruguaya”

La contratación de Álvaro Gutiérrez Felscher para la dirección técnica de Liga Deportiva Universitaria va sumando a una tendencia que se impone en la presente temporada: los directores técnicos uruguayos. Con la llegada de Gutiérrez serán 5 los estrategas charrúas y son la cuota dominante, frente a los 4 argentinos, 2 ecuatorianos y uno paraguayo.

¿Cuál es el motivo de esta tendencia? Pues podríamos ver los resultados. En este momento, los líderes del torneo, Barcelona e Independiente cuentan con técnicos uruguayos, aunque no es tan difícil esta circunstancia, pues al contar con mayoría de este país, sería un poco lógico que al menos uno destaque. Pero es mejor desglosar los méritos de dichos directores técnicos y como mantienen su puesto de trabajo y el lugar de protagonismo en el torneo.

El más antiguo de todos en nuestro medio es Pablo Repetto. El estratega de Independiente del Valle está dirigiendo al club de Sangolquí desde Septiembre de 2012 y sus resultados son por lo menos notables: un segundo lugar y 2 terceros puestos que le han hecho participar en las 3 últimas ediciones de Copa Libertadores. Ahora, valdrá la pena decir que en Independiente no sólo la estabilidad está en la parte técnica, sino que el plantel de jugadores ha variado muy poco desde entonces y los pocos que se han desvinculado del equipo negro y azul han encontrado generalmente un reemplazante tan o más bueno. Mérito de Repetto, de los dirigentes y un sinnúmero de circunstancias que hacen de este equipo, uno de los mejores del Ecuador.

Pero ahora hablemos del puntero. Barcelona desde el año pasado es dirigido por Guillermo Almada y si bien, todavía no convence a todos y el presente campeonato tiene a varios equipos con partidos por cumplir, la realidad es que Barcelona al menos va a haciéndose fuerte en su cancha. En el presente torneo lleva 6 partidos ganados, 1 empatado y 2 perdidos. Esto se suma a su rendimiento en la segunda fase del torneo 2015 de 10 partidos ganados, 3 empatados y 9 perdidos. Sus números 2016 vienen siendo sensiblemente mejores, pero su continuidad fue una decisión acertada, pues por momentos, el Ídolo ha mostrado un notable poder ofensivo que le mantiene en el liderato.

El Campeonato ecuatoriano 2016 arrancó con 3 directores técnicos uruguayos. El siguiente en la terna es Eduardo Favaro. El DT de El Nacional tenía una misión complicada, pues a inicios de año, dando un breve vistazo a los nombres del plantel, se pensaba que los criollos estarían peleando los últimos lugares y lejos de eso, Nacional está en puestos estelares y con el visto bueno de la “crítica futbolera” (?) pues ha protagonizado entretenidos partidos, sobretodo frente a rivales de patio como Liga y Católica. Con un año mejor de lo esperado por lo pronto, “Lolo” aprueba en nuestro fútbol-

Siendo así, recientemente se unen: Guillermo Sanguinetti, quien hace poco se hizo se hizo cargo de River Ecuador y ya consiguió un triunfo la fecha pasada. Obviamente el objetivo sería salir de los últimos puestos en los que se había estancado el cuadro guayaquileño. Entonces con estos antecedentes en Ecuador, arriba Álvaro Gutiérrez a hacerse cargo de Liga Deportiva Universitaria que por lo pronto, viene teniendo un año poco grato.

Gutiérrez llega con su palmrés al cuadro albo: fue campeón con el Club Nacional de Football en 2015 y fue nombrado entrenador del año en 2014 en su país, hechos a tomar en cuenta ante una hinchada que muchas veces suele pedir pergaminos y nombres importantes, pedido que normalmente ha sido satisfecho en la medida de lo posible por la dirigencia universitaria, aunque hay una solo realidad: van a ser 6 años que Liga no consigue ningún título.

Veamos cómo será el pasar de Gutiérrez y de Sanguinetti. También hay que aguardar si los resultados de Almada y Favaro se mantienen. Aunque siempre en nuestro país han triunfado jugadores y técnicos uruguayos, bien podría ser esta una nueva era de presencia mayoritaria. Aún está el torneo entero y estaremos a la expectativa.

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